Hablame de vos.
Contame de nada.
Decime cosas que importen.
Liberá tu veneno. Y muerte.

Rápido me enredo.
Sos una estrella furtiva,
en cautiverio.
Ligera, etérea,
simplemente indeseable.
Corrupta. Inestable.
En vos me pierdo.

Mi mente recorre espacios y tiempos,
cielos oscuros donde canto tu nombre.
Silenciosa camina entre mis bases,
falsa e infinita,
merodea por mis brazos.

Sé que podés matarme.
Yo ya te dejé de amar.
Atravesada por mi mirada,
la oscura mara
lucha por mi sonrisa.

Escucho el ruido de tu cuerpo al despertar.
Me siento. Respiro.
Te oigo perdida. Y resbalo.
Nunca superé esos obstáculos,
esas noches por las rutas de arena y mar.

Esa mirada ajena,
recién vuelta del otro mundo.
Yo había vuelto a caer,
como todos esos días.
Ella, lo primero.

Lustrosa, caprichosa,
los gritos y enojos te siguen.
Inestabilidad sustentada,
locura silenciosa
que avanza y arrasa.

No termina hasta que ella lo desea.
Ataca sin dar paz.
Y sin poder dejar de flotar,
todos flotan en ese gran infinito.
Todos vuelven a caer.

Azules, radiantes,
esférico y fanático,
ciega mi alma, solo puedo escuchar
este mar infrahumano
que me vuelve a tocar.

Sacame tu lengua tóxica.
Mostrame lo que tu rostro oculta.
Liberá tu veneno. Y muerte.

Hablame de cosas mortales.
Contame de vos.
O quizás… de nada.
o quizás sobre nada.